Cerrando la «Trilogía Murguiana» nos encontramos ante un crisol tricultural de incalculable valor:

La visión desenfadada de Reinaldo, alemán errante y antiguo dueño del bar La Moneda. Nadie mejor que él nos puede conocer mejor, pues nunca nos negó una copa más.

El misticismo de Faisal, que nos habla de paralelismos naturales entre Cuenca y su pueblo en Marruecos.
Y la dulce voz de nuestra canadiense favorita, Miriam, que tanto le gustó nuestra ciudad que eligió un conquense par compartir su vida.